Por más fuerte y sólido que nos parezca un contendiente, indudable es que posea un punto débil, por más amarres que tienda, se debe detectar el hilo más flojo.
El talón de Aquiles no solo debe representar lo más vulnerable sino también, el punto de apoyo que el candidato utiliza para proyectarse, de ahí que procúrese integrar un equipo de trabajo sano y con experiencia, deseche por completo cartuchos quemados, mañosos sociales, individuos de reputación manchada por acciones vandálicas o de rapiña, egocentristas especialistas en obstaculizar el desempeño de comisiones designadas a otros, por mencionar.
Si no lo hace, entonces tiene usted un visible talón de Aquiles al que seguramente, sus enemigos dirigirán proyectiles y la insistencia en la ejecución terminarán por dificultar su marcha, con ello perderá mucho tiempo deteniéndose no solo a curar las heridas sino en ofrecer al pueblo terapéuticos verbos con la intención de revertir la situación.
Claro que se gana con votos, lo recomendable es darle comisiones específicas y no visibles a toda esta gente de la que usted, por supuesto sabe, que anda tras algo. Si es pintor, póngalo a pintar, si le encanta el chisme pues ármele toda una lista de ellos para desprestigiar al rival y que salga todo el día; con esa misión.
El talón de Aquiles del enemigo es un área frágil, fácil de dañar, sólo dirija las flechas con firmeza; claro que primero defina el blanco y después tranquilamente, espere el preciso momento.
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