SENSACIONAL DE POLICÍAS MUNICIPALES

Hechos ocurridos en Las Cascadas de Tamasopo en los cuales resulta lesionado Raúl Ibarra Hernández.

“En la Villa de Tamasopo, Estado de San Luis Potosí, siendo las 10:30 diez horas con treinta minutos del día 14 catorce del mes de Abril de 1971 –mil novecientos setenta y uno, ante el suscrito Síndico Municipal en funciones de Agente del Ministerio Público, que actúa con testigos de asistencia pasó a declarar el C. Comandante de Policía Raúl Salinas Garza, quien protestando como corresponde a sus generales dijo: Llamarse como queda escrito, de 60 años de edad, casado, Comandante de Policía, originario de Matamoros, Tamaulipas, y vecino de este lugar, a quien se le interrogó con relación a la consignación que hizo a ésta Oficina el C. Presidente Municipal, con motivo de los hechos registrados en las Cascadas el día 9 de éste mes. Manifiesta el interrogado y dice, por ser la verdad de los hechos como lo relaté ante el C. Presidente Municipal de éste lugar, ratifico mi declaración que rendí ante dicha Autoridad en toda y cada una de sus partes y nada tengo que agregar. Ratificó su dicho previa lectura que se le dio, y firmó al margen para constancia.- DAMOS FE. (Rúbrica).

En la misma fecha, el policía Lázaro Martínez Solís, de 26 años de edad, soltero, de ocupación policía, originario de Rancho Nuevo y vecino de este lugar, quien dijo: “Por ser viernes santo todos los policías nos fuimos con el Comandante a la cascada a vigilar y guardar el orden ya que había muchos turistas, y serían como las cinco y media de la tarde que David Ibarra y Raúl del mismo apellido andaban en estado de ebriedad haciendo escándalo, en eso David Ibarra con el pié avienta un embase de tequila cuervo, y éste embase fue a darle en un pie al Presidente Municipal y rebotó yéndole a pegar también en una pierna al Comandante de Policía y el embase fue a pegar también en la culata del rifle del policía Lorenzo Quintero quien lo tenía parado sobre el suelo, entonces al ver aquello el Comandante de Policía se acercó a David y a Raúl diciéndoles que guardaran compostura, pero lejos de atenderlo se le echaron encima a golpes y David desojó una navaja por lo que nosotros también intervenimos y el Comandante tenía sujeto del brazo a David para evitar seguramente que lo lesionara con la navaja, entonces todos tratamos de conducirlos a la Cárcel de éste lugar de Tamasopo, y como se nos forcejeaban y para quitarles a David al Comandante lo que hice fue darle un golpe en el estomago con la culata del rifle a David, y se nos echaron encima muchas personas queriendo evitar que nos los trajéramos, y hasta que por fin los sacamos a la carretera, allá todavía se nos forcejeaban y no dejaban que nos lo trajéramos y toda la gente detrás de nosotros, y nos daban de golpes y nosotros lo que hacíamos era defendernos pero únicamente yo le pegué un golpe a David con la culata del rifle, en el forcejeo David tiró la navaja pero nadie de nosotros la recogimos porque los rijosos no nos daban tiempo para nada, y como se prestó ayudarnos el señor Juan Rubio Comandante de la Policía de El Carpintero éste también nos andaba ayudando a detener a Raúl y a David, y como Raúl le tiró varios golpes a Juan, éste con las pinzas de fierro le dio un golpe con las misma a Raúl quien se desangró bastante, ya después pudimos conducirlos y los internamos en la Cárcel Municipal, pues ya después en la carretera nos gritaban que cuando salieran nos iban a matar, que nosotros éramos unos hijos de la chingada, que fuéramos a chingar a la madre, pero nosotros no hacíamos caso a sus palabras. Ya cuando los internamos en la Cárcel así quedó todo. Que es todo lo que tengo que declarar”.

El Policía J. Vidal Ramírez Esquivel, de 28 años de edad, casado, no sabiendo leer y escribir, originario de La Labor, Municipio de Cárdenas, S.L.P. y vecino de este lugar coincide con la declaración del resto del cuerpo policiaco, pero agrega además: “… y Don Raúl o sea el Comandante de Policía tenía sujeto a David con una mano lo tenía sujeto el brazo donde éste tenía la navaja y con la otra, o sea la mano derecha, le tenía la pistola en el pescuezo para que David soltara la navaja, … entonces nosotros nos venimos a pie con los detenidos, y por todo el camino se nos forcejeaban y nos mentaban la madre y nos decían que saliendo nos iban a matar, y como mucha gente iban detrás de nosotros para quitarnos a los rijosos, el Comandante iba adelante caminando con David a quien lo llevaba sujeto y Lencho y Juan llevaban a Raúl, y yo y Lázaro íbamos atrás para ir retirándonos la gente y les apuntábamos con el rifle para espantarlos que se fueran, por fin nos siguieron hasta la Curva de los Cedros y ya allí nos dejaron en paz y se regresaron , y así fue como llegamos con los detenidos a la Cárcel Municipal de éste lugar”.

LORENZO CLEMES QUINTERO, 26 años de edad, unión libre, sabe leer y escribir, policía municipal, originario de Cerritos, S.L.P., y vecino de este lugar, con su declaración, nos agrega un poco más: “… en eso el Presidente le ordena al Comandante que los detuviera, y el Comandante se acercó a Raúl y a David y les dijo que guardaran compostura pero éstos lejos de atenderlo se le echaron encima a golpes y David deshojó una navaja y le quiso picar con la misma al Comandante pero éste estuvo listo a sujetarlo del brazo y como no lo le soltaba la navaja le puso la pistola en el cuello para atemorizarlo y que soltara dicha navaja, entonces yo intervine y le dí dos culatazos con el rifle, uno en el brazo y otro en el estomago y fue así como soltó la navaja al suelo, momento que aprovechó el Comandante para abrazarlo y entre Juan Rubio, Lázaro Martínez y Vidal Ramírez sujetaron a Raúl, pero en esos momentos se nos amontonaron muchas gentes, pero como pudimos nos los sacamos a la carretera, en eso iba un coche y le hicimos la parada y cuando llegamos al coche Juan Rubio quiso meter al coche, porque primero se metió Juan y luego jaló a Raúl para meterlo pero éste se apoyó para atrás y se zafó y entonces le aventó de golpes a Lázaro Martínez el policía, y se liaron a golpes fue cuando Juan le dio con las pinzas en la frente a Raúl quien de inmediato se desangró, como el coche luego se fue, nosotros nos trajimos a los rijosos a pie…”.

La contraparte, declara: David Ibarra Hernández, 36 años de edad, unión libre, jornalero, no sabe leer ni escribir, originario de Peña Miller, Estado de Querétaro y vecino de este lugar, “… estuve yo con mi hermano Raúl Ibarra en la Cascada de éste lugar tomando vino, tan es así que ya los dos andábamos muy entrados en copas, por fin yo opté por retirarme y me fui con otro señor a quien no conozco, en eso me acordé que mi hermano Raúl no iba con nosotros y le dije que me regresaba por él, y yo solo me regresé cuando llegué a donde pensé que se había quedado mi hermano Raúl encontré que éste estaba bañado en sangre y los policías lo andaban golpeando entonces yo al ver aquello les dije que no le pegaran pero éstos me respondieron con un golpe que me dieron a un lado del estomago del lado derecho y este me lo dieron con la culata del rifle y me aventaron otro pero yo me zafé y no me alcanzaron, y luego ya me sujetaron a mi también y nos llevaron a los dos, hasta me dieron un rasguño en el cuello, el que me dio el golpe con la culata fue el policía, uno que le dicen Lencho, y hasta allí me acuerdo porque con el golpe y lo entrado en copas ya no me acuerdo de nada, y no puedo decir lo que haya pasado más porque no recuerdo nada. Que es lo que tengo que declarar”.

Raúl Ibarra Hernández, 27 años de edad, soltero, carpintero, no sabe leer ni escribir, originario de Peña Miller, Estado de Querétaro y vecino de Santa Clara, Estado de México, y de paso por éste lugar, “… mi hermano David Ibarra y yo nos fuimos a la cascada a pasearnos, y allá estuvimos tomando vino con otras personas que no conozco, y por la tarde mi hermano se vino y yo me quedé, entonces se nos calló una botella vacía de tequila y yo la aventé con el pie y con esto se me acercaron el Comandante y los policías, y uno de ellos me pegó en la frente con una pistola y luego me dieron un culatazo en la ceja del lado derecho, y yo empecé a desangrar bastante, en eso oí la voz de mi hermano David que les decía que ya no me pegaran, y también a él le pegaron, y a los dos nos trajeron sujetos, a mi me tenían ya sujeto con las pinzas tan es así que todavía traigo las señas en el brazo izquierdo aunque ya se me bajó lo inflamado pero lo tenía muy hinchado porque me apretaron bastante, nos trajeron por la carretera a pie, y todo el camino me vinieron golpeando y muchas personas seguramente porque veían la forma como nos traían se amontonaban a tratar de que nos dejaran pero ni el Comandante ni los policías hacían caso, ya dejaron de golpearnos hasta que entramos aquí a Tamasopo, ya después nos internaron, y a pesar de que me vieron muy herido hasta el día siguiente o sea el sábado diez nos se dice me llevaron al Doctor y me cosió pero hasta hoy fecha no me han vuelto a llevar a curarme y yo me siento bastante mal, ya que hasta me duele el ojo izquierdo parte de donde me dieron el golpe con la pistola, por lo tanto yo pido que se nos haga justicia y no estoy conforme en que se nos haya tratado en la forma como lo hicieron. Que es todo lo que tengo que declarar”.

Sobre este caso, solo lo expuesto forma parte del expediente, claro que, creemos suficiente para deducir lo ocurrido. Efectivamente, violencia policiaca, pero de que otra forma se somete a personas como éstas que, por cierto, hay profundas y dispersas aseveraciones en sus declaraciones, de acuerdo al orden de lo acontecido; quizás propio de la tremenda borrachera que ellos mismos confiesan. Además algo caricaturesco, cuando uno de ellos, camino a su domicilio se percata de que había olvidado a su hermano y regresa por él. Seguramente, cuando el otro hermano se dice sentirse “muy mal”, lo comprendemos, semejante resaca no era para menos.