CERDOS INVASORES

“Tamasopo, S.L.P., Abril 13 de 1977.

SR. Gabriel Espinosa S.
Presidente del Comisariado Ejidal
Ejido Tamasopo, S.L.P.

Por medio del presente los que abajo firmamos nos dirigimos a Usted, muy atentamente con el único fin de hacer de su muy superior conocimiento que desde hace más o menos un año estamos sufriendo daños y perjuicios en nuestras pequeñas superficies de parcelas sembradas con caña de azúcar, las cuales están localizadas en el campo llamado EL CLARIN.
El motivo de esta queja es porque los que nos destruyen nuestras raíces de caña son una manada de cerdos, propiedad del señor ejidatario productor Mario Izaguirre Morales.

Debe de tomarse en cuenta nuestra queja ya que siempre hemos sufrido daños y perjuicios por el ganado vacuno y, de un tiempo a la fecha nos han estado dañando los marranos que trae sueltos el compañero citado. Son tantos los daños que nos causan esos animales que en ésta última vez que cortamos nuestras pocas cañas encontramos gran cantidad “mascuchadas” y destruidas por los citados animales.

Por lo tanto debe hacérsele entender al dueño de los perjuicios, que tome en cuenta que las pocas cañas que tenemos sirven para de allí obtener el sustento de nuestras familias, por lo cual estimamos que no tiene porque dedicarse a la cría de marranos dañando el poco patrimonio de los que nada tenemos y que si él, desea criar esos animales que se los lleve a sus parcelas que son bastante amplias sembradas de caña, como las nuestras. Además, nosotros no estamos en las mismas condiciones que el compañero Izaguirre Morales quien a parte de que disfruta de un salario decoroso tiene propiedades.

Señor Comisariado, le pedimos su intervención para librarnos de esos dañosos animales y aprovechamos la ocasión para brindarle un saludo suscribiéndonos de Usted como sus servidores.

FLORENTINO GIL OROZCO Y REFUGIO VIVAS GODINES”.
(Rúbricas).

La primera observación que hacen ambos señores es directamente con el dueño de los cerdos quien, obviamente los mandó a donde acostumbraba mandar a todos aquellos que le incomodaran, por ello la queja llega al Comisariado Ejidal quien solo se limitó al señalamiento verbal. Una vez que los cerdos crecieron lo suficiente para cumplir con su misión, entonces fueron poco a poco desapareciendo y el problema concluyó.
Los pequeños dolores de cabeza provocados por el desanimo del señalado contra los vecinos de El Clarín fueron por mucho tiempo una constante; quien fuera a decir que precisamente en la curva de El Clarín, en aparatoso accidente vehicular, muriera el susodicho.