¡Y NACIÓ LA CASCADA DEL AGUACATE!

“ASUNTO: Contestando solicitud que se indica.

C. Cirilo Martínez Osti
Ingenio Rascón, S.L.P.

En contestación a su solicitud de fecha 20 del presente mes, me permito comunicar a usted, que esta Presidencia Municipal a mi cargo, a tomado cartas sobre este asunto, en cuya solicitud habla de terrenos situados en un punto denominado la CIENEGA, perteneciente a este Municipio, y que según entiendo es de propiedad Federal y siendo que esté baldío y no corresponda a ningún Ejido, puede usted poner en actividad sus labores; a reserva de nuevo arreglo si en lo futuro se presentare un legítimo dueño. Las condiciones son las siguientes: En el primer año pagará a ésta Tesorería Municipal $1.00 UN PESO por hectárea y en el segundo $2.00 DOS PESOS, hasta llegar a lo que marca la Ley.

También se le previene que cualquier persona que se le presente a reclamarle las dichas antes tierras o a interrumpir sus labores, presente a esta de mi cargo.

Reitero a usted las seguridades de mi atenta consideración.

Sufragio Efectivo. No Reelección.
Agua Buena, S.L.P., Enero 23 de 1942.

El Presidente Municipal
Pascual Martínez Trejo”.

Con el anterior Oficio las Autoridades municipales daban el Visto Bueno y el “banderazo” para que el Señor Osti (descendiente de la Colonia italiana de Ciudad del Maíz) drenara el área al que llamaban la “Ciénaga” ubicadas a menos de un kilómetro de la actual comunidad del Aguacate, tierras que solían presentarse, casi en su totalidad, inundadas por los excesos de las corrientes de “los ríos”, debido a esas condiciones, la mencionada geografía se mantenía vírgen y era refugio de varias especies de aves; entre ellos los patos pintos.

Con el drenado y nivelado necesario, las tierras se tornan altamente productivas y hasta la fecha pertenecen a los descendientes de este visionario.

En fin, lo más trascendente es que, gracias a ese proyecto personal pecuario, surge un peculiar canal que serpentea la zona y su función principal es que los constantes excesos líquidos fluyan rápidamente sin estropear los cultivos, ducto que concluye frente al cañón proveniente de San Nicolás de los Montes y que, en su parte inferior permite el tránsito de las aguas que brotan en aquella serranía, así que, aquellas aguas encanaladas se proyectan a un vació de cerca de ochenta metros para encontrarse abruptamente a un receptáculo rocoso que el golpe de la cascada; constante, ha perforado una singular poza, antes de unirse al frío Arroyo de San Nicolás de los Montes.