“Tamasopo, S.L.P., Junio 28 de 1982
C. CELSO LOPEZ GONZALEZ
COMANDANTE DE POLICIA MUNICIPAL
EDIFICIO
Al revisar la correspondencia para el Archivo que se corresponde llevar, encontré un parte de policía con fecha 27 del presente mes de junio en donde usted le informa al Presidente Municipal que yo en estado de ebriedad me encontraba a las dos de la mañana en el establecimiento del Sr. Franco Díaz y que hasta intervine para que no se trajeran a un detenido, al respecto me permito manifestarle lo siguiente:
Usted no se da cuenta de nada porque sean días de entre semana, sábados, domingos o días festivos se va a las nueve de la noche a dormir, el hecho de que yo estuviera entre amigos es efectivo pues de algún modo uno tiene que convivir con sus amistades y de que intervine para que no se trajeran a un detenido también es efectivo, más no como usted dice, pues entran tres policías a un antro de vicio donde hay más de seis personas todos de ebriedad, yo le dije al policía que quería detenerlo que era conocido mío y que otro día yo mismo lo citaba, esto con el fin de evitar que los hicieran “Bola” como ya lo han hecho.
Por lo anterior, debería usted principalmente de apegar sus informes lo más que se pueda a la realidad y no decir únicamente lo que también a usted le dicen. Aprovecho de paso para que me informe sobre un detenido que dejó en libertad el Sr. Benigno Arvizu Montes el sábado por la tarde.
ATENTAMENTE
SECRETARIO DEL H. AYUNTAMIENTO
ROGELIO MERCADO RAMIREZ.”
El oficio a que se refiere el Secretario del H. Ayuntamiento es el Num. 10199/82 y sobre el particular expresa: “Siendo las 2 de la madrugada reporta la policía que la cantina del señor franco Díaz se encontraba con venta de cerveza, adentro, a puerta cerrada, según cuando le ordenaron al señor franco Díaz que cerrara les dijo a los Policías que él no podía cerrar porque se encontraba el Secretario del Ayuntamiento con sus amigos de farra, en esos momentos hasta en contra de los Policía los ebrios. Y al tratar de traerse uno de los ebrios intervino el Secretario para que no se lo trajeran”.
Desde este momento, entre ambos funcionarios, surgió un sentimiento de rechazo correspondido, mutuo, que, el Presidente Municipal en turno, Amado Olguín García, toleró durante toda su administración.
El Comandante de Policía, llegó a declarar que él solo obedecería órdenes del Síndico o del señor Presidente, de nadie más, y en innumerables ocasiones dejó con un palmo en las narices al honorable Secretario; en contraparte, éste no perdía ocasión para denigrar, a la de por sí manchada figura del agente.
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