ROBO DE MARRANA

“DEPENDENCIA: Comandancia de Policía.
ASUNTO: Se consignan Diligencias.
Oficio Número 59

C. Delegado Municipal
Presente:

Con el presente oficio y en tres fojas útiles me permito consignar a usted diligencias practicadas en ésta oficina contra FILIMON DE SANTIAGO CRUZ por el delito de Robo de una Marrana propiedad del Sr. EPITACIO IBARRA GUTIERREZ, apareciendo de lo actuado graves presunciones de responsabilidad criminal contra del acusado ya mencionado por el delito de Robo, y a la vez de lo actuado resulta también responsabilidad penal contra la Sra. Ma. de Jesús Pérez de Trejo por los delitos de Complicidad y Encubrimiento, delitos previstos en el Código Penal del Estado.
El acusado se encuentra detenido en la Cárcel Municipal de este lugar a su disposición.
Lo que tengo el honor de comunicar a usted para su conocimiento y demás fines legales que procedan protestándole mi muy atenta y distinguida consideración.

SUFRAGIO EFECTIVO. NO REELECCION.
Agua Buena, S.L.P., a 18 de Septiembre de 1951.
El Comandante de Policía
Lorenzo Piña”.

Casos como el anterior, aparte de lo chusco, propiciaban más resentimientos, sed de venganzas y angustias reprimidas. No es que fuesen continuos pero no espantaban a nadie saber de ellos, comentarlos e incluso, planearlos.
Muchos actos similares, se suscitaban entre vecinos y solo con la finalidad de desahogo por absurdos rutinarios, quizás predecible en un sector de la población que compartía muchas cuestiones frecuentes: sanitarios de uso común, llave popular para el abasto de agua potable, lavaderos públicos, pocas tiendas de abastos; eso sí, como escribiera Paz, un “zingo” de cantinas.
Cantarranas se distinguió más por la crianza de cochinos que de cualquier otro animal, éstos animalitos terminaban casi siempre en el matadero adjunto a la carnicería de don Francisco Romero quien acostumbró sacrificarlos muy temprano el día para tener su producto disponible y a la venta a las 7:00 A.M. Cierto que, otros tantos con don Fernando “El Mocho” quien además era remendón de zapatos viejos, y uno que otro con algún esporádico carnicero; además fue tan normal comprar carnitas con los vecinos, cuando éstos le celebraban el día al puerco y le daban chicharrón.