El 13 de Enero de 1937, en el Ingenio Rascón (hoy Damián Carmona), la presencia de un Cura causa conmoción, pretendía dar catecismo a los niños pero al enterarse que la mayoría no estaban ni registrados civilmente desiste, así lo informaba el Juez Auxiliar de la localidad, Fidel Vargas, en una carta urgente enviada a la Presidencia Municipal en Agua Buena. Inmediatamente Pascual Martínez Trejo, Presidente Municipal, le pide más informes, nombre, origen, etc…, igual, le hace saber al Juez Auxiliar que para “oficiar” debe aquél, contar con el permiso correspondiente, así que cuando el Cura vuelve, el día 18 del mismo mes, se encuentra con la disposición y no lo dejan ejercer, el religioso solo se concretó a expresar que se entrevistaría con el Presidente Municipal, y por la noche marchó.
Las autoridades municipales vuelven a solicitar más información y arengan que, tenga sumo cuidado con éstos hechos y lo hacen responsable por lo que sucediera.
El 25 de enero, llega la respuesta, el Cura se llama Javier E. Guerra y es de otro Municipio, además viaja a caballo.
Es muy probable, se tratase del Padre Xavier Enrique Guerrero Briones, quien a principios de 1934 llegara a Ciudad Valles para hacerse cargo de la Parroquia y a quien se le recuerda su ardua labor no solo eclesiástica y humanista, sino como constante luchador social.
La actitud de ambos funcionarios es absurda, intolerante; ya no digamos ignorante. El permiso aludido para poder oficiar no era otra cosa que, el pago de un pequeño impuesto económico bajo el ramo de Gobernación, mismo que debía hacer efectivo en la Presidencia Municipal, así que si no pagaba no oficiaba.
Cierto, en todo el Municipio de San Nicolás de los Montes no existía un Cura, el único templo se encontraba abandonado desde inicios del movimiento revolucionario, así que el predicador se enfrentaba a unas autoridades que habían crecido sin la presencia de un religioso; no que la desconocieran, además, aún permanecían los absurdos ideológicos heredados por los gobiernos en contra de la práctica de cultos, en especial sobre la Iglesia Católica y, se percibía en esos tiempos, un sutil y mal entendido socialismo emanado del actuar en los quehaceres y determinaciones del periodo cardenista.
Como hubiese sido, si se trató del Cura Xavier Enrique Guerrero Briones, Párroco de Ciudad Valles, debemos imaginar que éste se encontraba recorriendo las rancherías de aquél Municipio, cercanas a los límites municipales, Rascón, San Dieguito, Estación 500, Las Crucitas y, fue así como traspasa su Jurisdicción quizás sin percibirlo. Ésta experiencia igual le serviría para años más tarde, cuando se organizaron en todo Ciudad Valles en grupos y brigadas recolectando fondos económicos para edificar el nuevo centro religioso en la Ciudad, con botes exprofeso, los jóvenes voluntarios acudían insistentemente jubilosos a las rancherías; sin traspasar claro está, los límites político-geográficos del nuevo Tamasopo.
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