“Dependencia Comandancia de Policía Municipal
Asunto el que se indica
7 de Agosto 82 Tamasopo, S.L.P.
C. Presidente Municipal
Ciudad
C. Amado Olguín García.
Turno del Segundo Comandante Juan Mendoza Briseño.
Por medio del presente hago de su conocimiento que siendo las 10:45 horas de la noche salió el recorrido por el Mercado los guardianes del orden, y al pasar por la fonda de la Sra. María de los Ángeles vieron varios tomando y opinaron dar una revisada a los que se encontraban adentro ingiriendo bebidas embriagantes y al tratar de revisar a un joven que estaba en la esquina de la fonda, de nombre Agustín Ibarra García; y al llegar a él, de inmediato sacó dentro de sus ropas una puntilla y se abalanzó en contra de los policías solo que minutos más tarde lo desarmaron y lo remitieron a la Comandancia de Policía en donde quedó a disposición de las autoridades correspondientes, pero al tratar de traerlo, se les echaron encima los demás pandilleros como siempre, agarraron a los policías a pedradas, por los jóvenes que siempre andan en montones o siempre acompañados por varios jóvenes.
En esos momentos dice la policía que pegaban las pedradas en las cortinas de las tiendas, y se aglomeró la gente al tratar de subirlo a la Presidencia.
Los policías reconocieron al joven Pedro Izaguirre que los apedreó y los demás no fueron reconocidos, pero dice la policía que eran como unos 20 pandilleros.
Atentamente
Sufragio Efectivo. No Reelección.
El Comandante de la Policía Municipal
Celso López González”. (Archivo Amoxcalli: 82-08-07)
Éste es tan solo un expediente más, de un sinnúmero relacionado con esa juventud descontrolada que a inicios de la década de los años ochenta, del Siglo XX, causaban enormes dolores de cabeza a las autoridades municipales en turno; en sus casas, para sus progenitores, solo eran “travesurillas”, “cosas de muchachos.
Se congregaban en la Plaza principal, como jauría hambrienta llamada después del ocaso, y se adueñaban del espacio, aunque solían ser respetuosos con el pueblo, solo esperaban la presencia del cuerpo policiaco para desatarse y causarles dificultades, en pleno y abierto reto de poder. Los Juniors encabezaban la manada, la mayoría estudiantes de Secundaria.
Y bueno, esa era su diversión, para después, al día siguiente, platicar amenamente la aventura de ser perseguidos por las calles céntricas del pueblo por una enardecida policía que solo les infería algunas palabras a gritos: “Ya te vi pinche muchacho, pero mañana le voy a decir a tu papá”.
Fuente: Archivo Amoxcalli.
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