jueves, marzo 01, 2018
¿ANTESALA A LA HUASTECA POTOSINA?
El actual Municipio es poseedor de una rica geografía que viste con bosques perennes de encinos el trayecto caprichoso de la Sierra Madre Oriental, de Norte a Sur, mismos que el “progreso” extrajo sin restricción y colocó sus cadáveres perpendiculares a las paralelas de hierro, y en su parte baja, a las ondulantes faldas del sistema montañoso los valles que en tiempos no muy lejanos se encontraban cubiertos por selvas tropicales en donde abundaban los cotorros que parlanchines y juguetones volaban sobre verticales palmeras que fueron alcanzadas por la vanguardia industrial quien en su avance desterró su presencia; casi hasta el borde de la extinción. Esos valles, hoy día, tupidos cañaverales que son dínamo de la economía regional.
Tamasopo, igual que otras tantas tierras, llena de contrastes, de contrariedades, llena de sueños y de restos de ellos. El Municipio es nombrado como parte de la Huasteca Potosina; sin embargo, no existe un núcleo de habitantes huastecos en su población sino Pames quienes se auto nombran Xi´ úi. Los pocos descendientes de huastecos son originarios principalmente del vecino Aquismón y fungen temporalmente como jornaleros agrícolas, sobre todo en la región de El Carpintero hasta Ojo Caliente. No existen rasgos cotidianos de la cultura huasteca, no se elabora zacahuil, jobito, vestiduras propias y coloridas, no se habla tének; a excepción de contadas personas mayores avecindadas en la zona ya antes mencionada, no se gusta ni degusta, significativamente, de la tradicional música mestiza del huapango, aquí no hay que “saborear la carne seca con traguitos de mezcal, fumar cigarrito de hoja, prenderlo con pedernal y aquél que mejor lo moja más largo lo fumará” -deletreando el popular huapango “Las Tres Huastecas”-, no celebramos el Xantolo, tampoco nuestra niñez recorre las calles en el ambiente ceremonial del día de muertos solicitando a los vecinos los “chichiliques”, ni es costumbre tendenciosa en el uso diario de un léxico vernáculo o de molestos arrieros. Bueno, que sí lo usamos; pero no constante.
Cierto es, en los valles del Municipio, zonas cercanas a los cuerpos hídricos, se establecieron un buen número de asentamientos humanos en tiempos prehispánicos y por sus restos, bien podemos afirmar su origen huasteco. Gran cantidad de montículos, piezas arqueológicas; desde puntas de obsidiana, cerámica y hasta estilizadas esculturas se le han robado al subsuelo para lucrar posteriormente.
Esos grupos mesoamericanos, desaparecen, o migran, o abandonan sus congregaciones de tal forma que, para la llegada de los encomendaderos a mediados del Siglo XVI ya no había tales centros habitacionales, solo sus restos, que hoy, empiezan a resurgir para dar nueva identidad a un pueblo que orgulloso pregona su nombre de origen tének; quizás para negar el fluido pame que aún corre por sus venas.
Existe una interesante hipótesis con relación a la desaparición o extinción total de esos núcleos poblacionales asentados cerca de los márgenes de los afluentes hidrológicos de ésta geografía municipal, según la cual, éstos sitios sufrieron de la invasión Azteca cuando un fuerte y compacto ejército encabezado por Ahuízotl penetra en la región capturando víctimas para la ceremonia de inauguración de la Pirámide Central o Gran Templo de Tenochtitlán en 1486, acto que desoló la zona pues capturaron a la entera población sin distinción de edad o sexo, de esa forma, quedan en el abandono los sencillos asentamientos dejando atrás solo las ruinas de sus adoratorios.
Claro que Ahuízotl no fue el único personaje azteca en incursionar a la región huasteca, lo hiso su antecesor en el trono; Tizoc y posteriormente, para reconquistar la zona Moctezuma Xocoyotzin de la cual se dice fue la irrupción más sangrienta y cruel.
Debo aclarar que tal aseveración hipotética se la escuché en amena charla privada en torno a hermosísima mesa elaborada con la completa raíz de un cadáver de limón dulce (Citrus × limetta), en posición invertida y con superficie de cristal sobrepuesta al Antropólogo Ángel Castrillón Nales, con residencia en la Ciudad de Tamuín, San Luis Potosí.
El Licenciado José Francisco Pedraza Montes, en su sinopsis histórica de los municipios potosinos también hace alusión a una penetración bélica que arrasó los diminutos centros poblacionales del área en referencia.
Pero lo anterior no significa que Tamasopo sea Huasteca, pues si es así, entonces sitios como el Valle de Río Verde y la Villa Juárez, extendiéndose hasta Guadalcazar -que por cierto se fundara con población pame de La Palma- igual tendrían que ser llamados Huasteca pues se encuentran en aquellos restos arqueológicos para sustentar esta actitud.
Entonces, Tamasopo no es Huasteca; o al menos, no del todo, cierto que solo lo es prehispánica, etimológica, atmosférica y geográficamente. Más no lo es demográfica ya que los asentados y registrados en censos no ascienden al 1%, tampoco es huasteca lingüística, folclórica, gastronómica, culturalmente activa ni extensivamente ganadera; es decir, no lo es étnica ni mestiza. Se es Huasteca por la abundancia desbordante de sus recursos naturales, bosques tropicales -cada vez menos-, selvas húmedas -aún se resisten a desaparecer-, ríos y arroyos en abundancia -sobre todo en verano-, valles fértiles y por su proximidad territorial a la Huasteca Potencial; aunque, si es así, ¿entonces todo lugar con esas características naturales y próximas geográficamente deberían… ¿ser Huasteca?
Tierra de contrastes y contrariedades. Lo único realmente certero es que, el actual Municipio geográfico fue frontera cultural entre pames y huastecos, entre Mesoamérica y Aridoamérica, línea que separó y contuvo la evolución social de grupos prehispánicos que ostentaban penetrar aún más la Sierra Madre Oriental y, otros, tentados constantemente en incursionar a los húmedos valles agrícolas cercanos a los ríos.
Por mucho tiempo ha persistido una versión que delimita geográficamente la zona huasteca y esta señala que los límites del Oeste son en El Carnero; comunidad perteneciente el vecino y hermano Municipio de Rayón, ésta determinada postura bien la podemos refutar en el sentido de que no por el hecho de poseer ecosistemas similares a los pueblos serranos de aquella, deba significar una adhesión o clasificación cultural, ahora bien, en esa zona no se encuentran vestigios que indiquen el establecimiento mesoamericano, fue, quizás, como también se menciona, zona fronteriza, territorio en “pie de guerra”, región transitada tal vez, por los huastecos y los chichimecas.
Restos de montículos de indudable manufactura tének se aprecian desde los valles cañeros de Tamasopo, Agua Buena, Damián Carmona, Tamúl y la zona de Ojo Caliente, pero estos centros decayeron como asentamientos humanos en un Posclásico Tardío, de tal forma que para la llegada de los encomenderos ya no existían. Razón por la cual las manifestaciones culturales huastecas nunca tuvieron presencia inicial en las nacientes poblaciones mestizas.
Por tanto, no se es Huasteca, sino sencillamente; la antesala a la Huasteca, de Oeste a Este.
Claro que, sustantivos como Pasquines, Tamasopo, Tambaca, Tampala, Tampalatín, Tampasquín, Tamúl, Tanchamay, Tanchayan, Tanchuche, entre otros, tienen su origen en la lengua tének, empero, son nombres que sobrevivieron a la incursión mestiza de la cual el Municipio entero experimentó albergando una fuerte migración de la Zona Media potosina y en menores proporciones de vecinos de Querétaro y Guanajuato.
Aquí no hubo un “choque cultural” o una aculturación con desventaja étnica, pues las poblaciones con posibles habitantes tének fueron pocas y más aún, núcleos diminutos que fueron lentamente absorbidos por circunstancias aún desconocidas hasta su entera desaparición, heredando a la posteridad y a los sobrevivientes mestizos solo el compuesto vocablo huasteco.
Zona de transición cultural prehispánica, región geográfica intermedia que gracias a la Sierra Madre Oriental se ha transformado en vergel único donde la abundancia de recursos bióticos son el reflejo de los extremos que la naturaleza caprichosamente permitió emerger antes de mostrar un rostro menos favorecido, agua en abundancia para señalar determinados privilegios; mismos que a partir de aquí, rumbo al Oeste, se tornan más escasos.
Tamasopo, preámbulo natural geográfico de la planicie costera, punto intermedio entre la vegetación exuberante y la semi aridez potosina, entidad que sin presencia cultural huasteca se erige como el resumen natural, como la síntesis del ecosistema predominante en el Este del Estado de San Luis Potosí.
Señalarlo por igual, no se es Huasteca mestiza, es como se ha dicho, un espacio geográfico que poco a poco se vio avecindada por emigrantes de latitudes un tanto áridas que pasmados ante el nutrido y verde follaje que surcados de transparentes espejos hídricos determinan anclar sus esperanzas en esta dulce dimensión dorada.
Bibliografía:
"Raíces. Antología de ensayos".
José Trinidad Rojas Gómez.
Tamasopo, San Luis Potosí, 2016.
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