martes, febrero 27, 2018
TAMASOPO: EL MUNICIPIO
Éste amplio Municipio es uno de los 58 que integran el Estado Libre y Soberano de San Luis Potosí, se encuentra ubicado al Este con relación a la capital potosina, es una singular entidad relativamente joven que surge primero, cuando el Municipio de Villa de La Palma cambia de nombre y sede de los poderes municipales; de manera Oficial, el 5 de diciembre de 1932 a Tamasopo.
Aunque habría que subrayar que la Cabecera del Municipio de éste en el pueblo de Tamasopo se adelantó al Decreto No. 97 emitido por la XXXII Legislatura Local. Desde inicios de 1930 ya se había establecido el poder municipal y adoptado el sustantivo tének; circunstancia anecdótica que, por igual, habría de sepultar definitivamente al viejo Municipio de Villa de La Palma en donde su último Presidente Municipal electo fue a su vez, el primero en funciones del naciente Municipio: Gerónimo Reyes Castilla.
A partir de éstas fechas inicia un significativo crecimiento demográfico; principalmente en la Cabecera, fuerte y sólidamente coadyuvado por la instalación industrial del Ingenio Azucarero en la cercana Agua Buena quien iniciara su periodo de producción desde los primeros años del Siglo XX, y también, al constante movimiento económico generado debido al paso nada circunstancial de la vía ferroviaria San Luis Potosí – Tampico, que en su desplazamiento contaba con las Estaciones de Tambaca y Tamasopo.
Sin embargo, se reconoce que la fortaleza y dinamismo que hoy ostenta el Municipio de Tamasopo lo adquiere cuando se le anexan los territorios de los municipios de San Nicolás de los Montes el 4 de octubre de 1946 y el de Agua Buena el 7 de octubre del mismo año.
De esa forma, deja de ser un Municipio serrano, considerando la geografía que poseía en términos generales, para lograr transformarse en ícono de la fertilidad en donde los extensos valles son bañados de esa constante humedad proveniente de sus serpenteantes ríos y arroyos; áreas en las que suelen apreciarse hoy nutridos cañaverales.
Tamasopo, vocablo compuesto de origen tének que al parecer tiene el significado de “lugar donde gotea”, existen otras versiones menos difundidas; igual del vocablo huasteco, de entre ellas sobresale “lugar de jaboncillos”.
Sobre la primera, de enorme arraigo popular, pareciese su aceptación obedecer más a un estado de auto complacencia que simboliza la exuberante presencia de agua que en ríos, cascadas, remansos y parajes de envidiable belleza encantan al visitante quien suele humilde expresar admiración ante la exuberante y magnánima naturaleza residente. Pero en realidad, hace referencia al viejo espacio natural en donde predominaba una floresta nutrida, tropical, misma que segrega abundante agua simulando una lluvia lenta; pausada. Sobre el segundo significado, hace alusión a la copiosa presencia del árbol de jaboncillo o jojoba (Sapindus saponaria) que se aprecia aún por todo el valle cañero municipal; empero, la existencia de rasgos huastecos es precaria y solamente se limita a la presencia de restos arqueológicos que señalan un claro y cierto asentamiento de ésta agrupación mesoamericana en las múltiples riberas de los afluentes localizados de Noreste a Sur del territorio geográfico municipal.
En cambio, el grupo étnico existente es el Pame; o Xi´ úi, como así mismos se nombran; a partir de años recientes, antes de ese nombre, se auto llamaban “chichimecas”, “pames”, entre otros, ubicados en los montes y elevaciones del sistema “Sierra Gorda”, principalmente, y teniendo a La Palma como punto o centro más importante de sus actividades de organización agrarias, cívicas, políticas, culturales y religiosas.
En el actual territorio del Municipio se asentaron a mediados del Siglo XVI las encomiendas de Tampasquín; propiedad de Diego Castañeda y la de Tanlacú de Francisco Barrón, esta última ubicada dentro de la geografía política del vecino Santa Catarina, pero sus extensiones no solo abarcaban parte de nuestra actual entidad municipal, sino que además, curiosamente, la existencia municipal de Santa Catarina surge del extinto Municipio de Villa de La Palma, que a su vez, se transforma en el nuevo Tamasopo.
Los Franciscanos bajo la tutela de la Provincia de Michoacán en su proyecto evangelizador en el área del Río Verde se introducen en la Pamería; aunque ya para el año de 1601, Fray Lucas de los Ángeles, proveniente desde Xichú recorre la zona hasta llegar a la Huasteca, es de suponerse que transitó por la ribera del Río Verde hasta encontrar el Río Santa María y lo siguió hasta penetrar tierras potencialmente tének. De esa manera, debió encontrar algunos núcleos nativos dispersos por lo que hoy es el Suroeste del Municipio; en especial en la zona nombrada “Ojo Caliente”.
La ferviente pasión Franciscana establecida en la Misión de la Purísima Concepción del Valle del Maíz, desde muy temprano el Siglo XVII inicia a introducirse a la región Pame de San Nicolás de los Montes y para 1691 se declara la fundación formal del sitio iniciando primero una precaria edificación levantada con elementos rústicos para posteriormente usar materiales que a más de trescientos años aún se mantienen erguidos -solo sus bases y paredes-, obra que hoy se ha convertido en irrefutable testimonio y herencia cultural e histórica de los tamasopenses.
De igual manera, así como éste centenario citado Templo- Misión Franciscano perteneciente a la Custodia de Santa Catarina Virgen y Mártir del Río Verde, se logra consolidar la Misión de San Francisco de La Palma o Zichxaum aproximadamente en 1748, pero mucho antes se establecieron en Tampasquín alrededor de 1554; pero por la avanzada religiosa de la Custodia del Salvador de Tampico, instituto dependiente de la Provincia de la Ciudad de México, igualmente Franciscana, reconociendo penosamente, que en su física desaparición dos elementos han sido determinantes: el tiempo y la vasta ignorancia humana, quienes han borrado todo vestigio de lo que fuera la espléndida construcción religiosa, quedando solo el recuerdo y algunos documentos históricos que afirman la existencia de tal. En la actual comunidad apartada de Tampasquín, los habitantes solo ubican un espacio de terreno plano en donde supuestamente se erigía el Templo-Misión que se edificara bajo la supervisión de Fray Andrés de Olmos.
Así apreciamos dos frentes evangelizadores Franciscanos en el actual Municipio, uno entrando por la zona del Río Verde y otro de la Huasteca hacia el Oeste. De ambos centros levantados por la Custodia de Tampico solo el de Tampasquín se componía de huastecos y algunos pames y se consideraba clave por su ubicación geográfica, ya que se encontraba enclavada en zona fronteriza o en pie de guerra; más no así la de San Francisco de La Palma o Zichxaum ubicada en plena pamería, aunque ya para el establecimiento de ésta toda la zona de la Sierra Gorda había sido pacificada por don José de Escandón, a la postre nombrado “Conde de Sierra Gorda”.
Posteriormente, en el Siglo XVIII se establece la gran Hacienda del Buey que en manos Jesuitas florece significativamente con la introducción total de la caña de azúcar para producir piloncillo, los frutos económicos que se obtenían eran destinados en el subsidio directo para el mantenimiento de las misiones jesuitas en las Californias; este complejo rural altamente productivo denominado San Ignacio del Buey lo adquiere ya en el Siglo XIX don José Domingo Rascón y Cuellar, de origen guatemalteco, quien se establece al Sur de dicha propiedad. Y a partir de entonces se le nombra como Hacienda Rascón, calificativo que sobrevive hasta la segunda década del Siglo XX para después dar paso a “Ingenio Rascón”, mismo que declina en los años cincuenta, actualmente la población se denomina como Damián Carmona.
Se cree que el edificio original de la Hacienda San Ignacio del Buey, no es el ubicado en Damián Carmona, sino que, aquél estuvo asentado en algún punto no esclarecido de la amplia geografía del latifundio adquirido por don Domingo Rascón y Cuellar.
Durante los años de la Colonia y sus posteriores etapas de la conformación nacional, lo que ahora es el Municipio de Tamasopo perteneció a pocas manos las cuales se beneficiaban del paso trashumante que ganaderos de Querétaro y Guanajuato solían utilizar en su trayecto hacia las planicies costeras para de ese punto, modificar su ruta y concluir en el Norte del país.
Oasis vital para aquellos que tras largo peregrinar por la Sierra Gorda o la Zona Media Potosina bajaban a los pasmosos valles que desde el Siglo XVIII se nombran como “Potreros de Tamasopo”, dimensiones dignas de pleitos legales por su adjudicación y dominio, al final, bajo nada claros manejos, estas tierras pasan a formar parte del enorme latifundio de Felipe Barragán y Jáuregui quien hereda a sus descendientes, en 1796, año de su fallecimiento, la propiedad descomunal que perteneciera al malogrado Cardenal Arzobispo de Manila y Gobernador y Capitán General de las Islas Filipinas Manuel Antonio Rojo del Río Lafuente Lubián y Vieyra.
Aún mucho antes de que pertenecieran a Manuel Antonio Rojo del Río Lafuente Lubián y Vieyra, el Rey de España las había otorgado a Melchor Portocarrero Lazo de la Vega en 1682.
Raciones de este vasto paraíso van siendo heredadas a los descendientes de aquellos, quienes gozan de la protección gubernamental hasta la caída del periodo porfiriano.
Cabe destacar que, durante el Siglo XIX, la región solo se consideró principalmente como tierras de agostadero. Las superficies destinadas a la agricultura eran reducidas; excepto el área adyacente de San Nicolás de los Montes en donde el cultivo de maíz era significativo. Aunque en las dos últimas décadas de ese Siglo, se iniciara la inmoderada explotación maderera de los bosques para nutrir las paralelas de hierro.
Aquí, en esta etapa final de la historia nacional -el Porfiriato-, es importante señalar que gran parte del Municipio pertenecía al heredero del General Manuel del Refugio González Flores; quien fuera Presidente de México de 1880 a 1884, poseía la Hacienda de Tambaca y la del Trigo, de éste punto se introducía con rumbo al Oeste con dirección a la Cabecera de la Villa de La Palma, otro tanto a Pedro Díez Gutiérrez, Gobernador potosino durante el lapso de 1880 a 1884. Éste poseía, específicamente, la Hacienda Agua Buena y, a la señora Cora Townsend viuda de José Martín Rascón y Altamirano, propietaria de todo el Valle de Gallinas, solo una minúscula parte a las hermanas Ledesma, descendientes de Antonio Ledesma, quien fuera administrador de Rojo del Río Lafuente Lubián y Vieyra y quien conservara para sí, la nombrada Hacienda de Tamasopo tras la negociación hasta la fecha no esclarecida de Felipe Barragán y Jáuregui bajo la probable asesoría del ambicioso Félix María Calleja del Rey Bruder Losada Campaño y Montero de Espinosa, para adjudicarse mediante supuesto remate, las inmensas extensiones del Virrey de Filipinas en la Nueva España.
La lucha que iniciara en 1910, da frutos en la región en los posteriores años, surgen ejidos agrícolas por todo el territorio y las extensiones de antaño pertenecientes a las Haciendas de Agua Buena, Tamasopo, Tambaca, El Trigo, Rascón, La Mula, entre otras propiedades son expropiadas o adjudicadas directamente a la Federación o al Estado para después hacer efectivo el sueño agrarista de los campesinos. El único caso de “Restitución de tierras” en el ahora Municipio, se presenta en 1923, cuando la etnia Pame se ve favorecida con la añeja pretensión de recuperar las tierras donadas en 1669 por Antonio Sebastián de Toledo, Marqués de Mancera y, ratificada con título de composición en 1696. Esto lo logran gracias a la actitud de Álvaro Obregón Salido quien emite la resolución de la Restitución el 7 de diciembre de 1923; cierto, con intervención e influencia de Saturnino Cedillo Martínez. Aunque la restitución provisional se hiciera el 7 de junio de 1921 durante el mandato estatal de Rafael Nieto Compeán, tras un proceso a iniciativa del General retirado Manuel Sánchez Rivera, en representación del grupo indígena, solicitud de fecha 21 de Agosto de 1916.
Estos nuevos ejidos conllevan el establecimiento y consolidación formal de las congregaciones poblacionales que se suman poco a poco, al entorno dinámico-económico municipal que iniciara en Agua Buena con la industrial “Sugar Company Río Tamasopo” adecuadamente en 1906 con su primera zafra y que constante e ininterrumpidamente se fortaleciera con la nada fortuita circunstancia del paso de la vía ferrocarrilera que une a la capital potosina con el puerto de Tampico, Tamaulipas.
Si hubiese que considerar como indiscutible factor externo, una circunstancia que represente la amplia coyuntura de un cambio profundo en la organización política y sobre la tenencia de la tierra; ese sería la post revolución mexicana con sus múltiples surgimientos de ejidos y repartos de tierras.
Veamos, desde la Colonia se establecieron en la región grandes latifundistas que explotaron cuanto pudieron, empleando como mano de obra accesible y hasta en ocasiones gratuita a los indígenas Xi’ úi, por igual se adjudicaron indebidamente las mejores superficies de éstos para actividades pecuarias. Durante este período Colonial y el siguiente Independiente, las situaciones de vida para los habitantes originales no cambiaron, latifundios como los de la hacienda Estancitas; por citar, solo se consolidaban, así las condiciones para los nativos continuaban siendo de gran opresión y enorme desigualdad social.
Las inmensas propiedades solo cambiaban de dueño, por herencia o compra – venta, el amplio espacio geográfico de lo que ahora es el Municipio si pudiera esquematizarse en un sencillo mapa, éste se subdividiría en no más de seis fragmentos.
Es la post revolución mexicana quien rompe con esquemas económicos de producción pecuaria, el surgimiento de los ejidos acerca al pueblo a un acceso a la tenencia de la tierra.
Se puede afirmar que este acto propicia una extensa migración de la Zona Media potosina hacia Agua Buena, Damián Carmona, El Chino, Tamasopo y Tambaca; principalmente. De sitios como Alaquines, Cárdenas, Cerritos, Ciudad del Maíz, Lagunillas, Rayón, Río Verde, San Ciro de Acosta, entre otros, arriban cientos de personas deseosas de estabilidad laboral o en busca de oportunidades económicas nulas en sus lugares de origen. También la población proveniente de la zona de la Sierra Gorda de Querétaro y reducidas porciones de Guanajuato se suman a esa migración que habría de representar a la generación mestiza fundadora de algunas de nuestras rancherías y, al engrosamiento demográfico de otras tantas.
Así surgen nuevas poblaciones que observan en Agua Buena el centro de sus actividades hasta 1947; cuando es degradada a simple Delegación. Empero, Agua Buena no pierde la importancia industrial ni económica sino hasta el resurgimiento de Tambaca a mediados de los años setenta con el establecimiento del nuevo y moderno Ingenio Azucarero “Alianza Popular”; que en sus primeros días solo se llamó bajo el sustantivo de “Ingenio de Tambaca”.
Debido a la anexión territorial, el Municipio actual presenta sublimes diferencias entre sus regiones, pues cada una experimentó una muy propia evolución social que la diferencia un tanto de las otras.
Al situarse el pueblo de Tamasopo como Cabecera Municipal ejerce un control político sobre el resto de las otras poblaciones hasta los años ochenta, momento en el que, por circunstancias políticas locales, se abre la participación en la disputa por el Ayuntamiento a personas deseosas de competir por el servicio público. De esa forma, se descentraliza el poder que mantenía minúsculo círculo; transformando más equitativa e incluyente en las oportunidades políticas de los ciudadanos.
Lo anterior no significa, de ninguna manera, un paternalismo ejercido desde la Cabecera Municipal durante esos cincuenta años, por el contrario, entidades como Tambaca alcanzaron un poder económico envidiable convirtiéndose en auténtico pilar de la economía regional sin la participación de las autoridades municipales.
Claro que, hoy en día, es el H. Ayuntamiento quien se adhiere en la búsqueda de soluciones ante las básicas necesidades sociales de las comunidades; pero por varias décadas, Agua Buena, Damián Carmona y Tambaca fueron autosuficientes y celosos de cualquiera intromisión de la Cabecera Municipal, como respuesta al centralismo ejercido por un pequeño grupo de influyentes del pueblo de Tamasopo, a quienes el vulgo con tono irónico bautizó como “Los doce apóstoles”.
Actualmente, gran parte del Municipio experimenta un desarrollo económico basado principalmente en el extenso monocultivo de la caña de azúcar, dicha producción abastece generalmente, al Ingenio “Alianza Popular” ubicado en Tambaca, empresa motora de la estabilidad regional.
Los innumerables atractivos naturales también, han convertido y transformado al Ejido Tamasopo; principalmente, en punto turístico de aventura o turismo ecológico, situación que despierta en las autoridades locales y en la iniciativa privada un sano interés por mostrar un pueblo lleno de bondades en donde la estancia suele ser: placentera.
Bibliografía:
"Raíces. Antología de ensayos".
José Trinidad Rojas Gómez.
Tamasopo, San Luis Potosí, 2016.
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