“Agua Buena, S.L.P. a 19 de Abril de 1933.
Jefe de la Oficina Federal de Hacienda.
San Luis Potosí, S.L.P.
Por medio del presente manifiesto a usted que el C. Jefe de la Oficina Sub. Federal de Hacienda en Cárdenas, S.L.P., en oficio número 4243-V-614 exp. 333.1/333 de fecha 11 de los corrientes, me transcribe el contenido del oficio número 10546 de fecha 6 del mismo mes y año de esa Oficina en donde se me dice que se me ha asignado una cuota mensual de $30.00 por concepto de impuestos que debo pagar por la fábrica de Aguardiente que tengo instalada en este lugar.
Como dicha cuota me parece elevada, manifiesto desde luego mi inconformidad pasando en seguida para que sea reducida lo más que se pueda a exponer los datos siguientes:
Aunque mi aparato es de destilación continua, y como la olla es muy pequeña, produce en doce horas de trabajo unos treinta y cinco litros de Aguardiente de una graduación de 22 grados Cartier.
Como tengo dos barriles de fermentación de 320 y 200 litros respectivamente, un día obtengo los 35 litros que digo y otro día unos 18 litros de Aguardiente.
No todos los días trabajo, pues hay que tener en cuenta que la fermentación de cada barril dura doce días en tiempo frío y diez días en tiempos caluroso.
Existen veces en que no trabajo, en primer lugar, porque los días son festivos, como los domingos, y después porque hay necesidad de efectuar alguna reparación en el aparato y sus accesorios, por que con frecuencia se producen roturas en la olla o en las tuberías.
Después de lo expuesto hay que tener en cuenta lo malo de la situación y de las ventas y muy principalmente el precio de la materia prima que cada día que pasa sube más.
En mi concepto yo podría pagar una cuota comprendida entre veinte y veinticinco pesos mensuales.
Protesto a usted mis atenciones y respeto”.
(Archivo Amoxcalli: 33-04-19)
En la cuestión de recaudación de impuestos, como en todo, la evolución también se ha hecho presente; empero, en aquellos años, eran simples, sencillos, directos. La autoridad competente lo designaba y el contribuidor tenía que cumplir pagando directamente al Ayuntamiento o en el Distrito regional correspondiente.
No conforme con el monto designado, envió la misiva anterior, pero en respuesta la negativa manifestada le hiso entonces, abordar un juicio mercantil que le llevó meses y terminó perdiendo. Molesto, continuó con sus actividades industriales pero ahora, indignado, ignoró llamamientos, recordatorios, y obvio, su deuda fiscal creció enorme, sumado a la real crisis que lo golpeaba sin consentimientos, concluyó por cerrar su pequeña fábrica de aguardiente.
Para el 22 de enero de 1937 la Oficina Subalterna Federal de Hacienda, con sede en Cárdenas, S.L.P., remata en 13.50 pesos la casa construida de madera y palma, en terrenos de la Hacienda de Agua Buena, en donde se encontraba instalada la fábrica de aguardiente propiedad del señor Agustín Pérez, por adeudos pendientes con el Fisco.
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