martes, febrero 14, 2012

EXTRAÍDO DEL ARCHIVO DEL OLVIDO


Éste es el expediente completo e íntegro del caso, quizás sin valor histórico, empero, por muchos días fue tema de conversación en Agua Buena. Desfilan interpretaciones verbales que descifraban los acontecimientos y resolvían las interrogantes que las competentes instancias no pudieron.

Así como brotó el interés popular en los hallazgos, de la misma forma se diluye, quedando en el olvido; claro, ahora extraído como un cumplido post mortem a los desconocidos y desafortunados quienes ahora integran este suelo tamasopense.

“En la Villa de Tamasopo, S.L.P., siendo las 21.30 veintiuna hora treinta minutos del día 9 –nueve de mayo de 1957 –mil novecientos cincuenta y siete-, el suscrito Síndico Municipal en funciones de Agente del Ministerio Público, que actúa con testigos de asistencia, por aviso verbal que recibió de parte del C. delegado Municipal de Agua Buena, jurisdicción de este Municipio, procedió a trasladarse a una fracción denominada “Los Naranjos” jurisdicción del Municipio de Alaquines, S.L.P., pero más inmediato de la fracción de Agua Buena, pues que por aviso que recibió dicho funcionario de parte del señor PEDRO HERNANDEZ, vecino del mismo lugar de Agua Buena, en el mencionado lugar “Los Naranjos”, se había encontrado en la tarde del día que se deja señalado el cuerpo de una persona, encontrándose en putrefacción, y que como los animales (zopilotes) ya se lo estaban comiendo se dirigió de inmediato a dar aviso al C. Delegado Municipal de Agua Buena; por lo que habiendo sido notificado el suscrito de lo anterior, como ya se deja anotado se trasladó al lugar señalado por ambos señores y habiendo llegado, encontró que efectivamente como a cien metros debajo de un tanque de agua en el mencionado lugar Los Naranjos, ya en putrefacción se encontró la osamenta de un ser humano, pudiendo observar que ya todo el cuerpo desde la mitad de los muslos hasta la cabeza ya había sido devorado por los buitres, quedando solamente en algunas partes pedazos pequeños de carne, por lo que fue materialmente imposible identificarlos, la parte de los miembros inferiores que aún se encontraban sin devorar por los animales, se pudo notar que la carne tenía un color obscuro, o sea completamente negro, creyéndose que pudo haber sido atacado por algún animal venenoso; así mismo se procedió a inspeccionar el terreno en derredor para ver que señales se encontraban con el fin de facilitar alguna investigación, y lo que se encontró fue el rastro de algo que fue sacado en rastra del interior de un monte cerrado, siguiendo dicha huella como a tres metros se encontró una Palma en pié a cuya planta se encontraron un costal de yute, con un cobertor de algodón color azul, un calzoncillo, una camiseta, un sombrero, de cartón color blanco, una bolsa, un guaje, una botella y un par de huaraches de correa. Se cree que la persona a que se refiere la presente diligencia, se fue a guarecer de la lluvia bajo la mencionada palma, donde por motivos que se desconocen la muerte lo sorprendió, puesto que no se encontraron señales de lucha en ninguna parte, también se hace la aclaración de que como a cincuenta metros y al Oeste de dicha palma se encuentra un camino vereda, pero tampoco por ahí se encontró ningún rastro que pudiera facilitar la investigación que se pretende. Se hace notar que el cuerpo o sea la osamenta de que se viene hablando, se encontró atravesado de una guía conocida por esta región con el nombre de corcomeca, cayéndole los brazos y la cabeza hacia abajo, pues estaba boca-abajo, se entiende por el rastro que se encontró, que los mismos animales o sean los zopilotes, lo sacaron en rastra cuando se lo comían; se procedió a tomar nota de las características por medio de los restos que quedaban del cuerpo que se tenía a la vista pudiendo precisar, que era de color moreno claro, que se trataba de una persona perteneciente al sexo masculino, midiendo 1.65 –un metro sesenta y cinco centímetros de longitud, pelo canoso, haciéndose también la aclaración de que como ya la mayor parte del cuerpo estaba deshecho o sea que solamente se apreciaba la osamenta no fue posible recabar ningún dato más ni tomar ninguna otra característica. El suscrito se dirigió a unas quince personas que también se dirigieron al mismo lugar, interrogándoles si no podían decir a quién pertenecía el cuerpo que se tenía a la vista, contestando todos negativamente, o sea que no conocían a dicha persona, por lo que el suscrito procedió a levantar la presente acta firmando todos los que en ella intervinieron. Doy fe.

EL SINDICO MUNICIPAL EN FUNCIONES DE AGENTE DEL MINISTERIO PUBLICO.
MATIAS ZUÑIGA LOPEZ.

Delegado Municipal
Antelmo Zúñiga Páez.

Testigos de Asistencia
J. Guadalupe de León
Pedro Hernández”.

“A los catorce días del mes de Mayo de 1957 –mil novecientos cincuenta y siete- previo citatorio que se le giró compareció el C. PEDRO HERNANDEZ MARTINEZ, quien protestando por sus generales dijo llamarse como está escrito, de 35 años de edad, casado, sabe leer, tablajero, originario de Alaquines, S.L.P., y vecino de Agua Buena, jurisdicción de este Municipio, a quien se le interrogó al tenor del acta que antecede, en que se hace constar que el día nueve del presente mes de Mayo fue encontrado en despoblado el cadáver de una persona que perteneció al sexo masculino pero que a la fecha no ha sido identificado, teniendo conocimiento esta Autoridad que fue él quien primeramente lo encontró. A este respecto el interrogado manifestó lo siguiente: Que tal vez haya un pequeño error al manifestar que él haya encontrado primeramente el cuerpo u osamenta de una persona en determinado lugar en despoblado en el punto denominado Los Naranjos, pues que según él tiene conocimiento, quién primeramente encontró dicho cuerpo fue el señor MOISES ORTIZ, vecino de Los Naranjos jurisdicción de éste Municipio, que éste a su vez lo comunicó al señor DIEGO HERNANDEZ MARTINEZ, vecino de Agua Buena también jurisdicción de este Municipio, quien desde luego se trasladó hasta el punto señalado por MOISES ORTIZ para cerciorarse de lo que éste le había dicho con el fin de traer una comunicación exacta a las Autoridades, y como así lo hicieran el declarante todo lo supo por esas segunda y tercera persona, y que él únicamente sí fue hasta el lugar de los hechos cuando se trasladaron las Autoridades para levantar el acta correspondiente, y que desde luego es efectivo que dicho cuerpo fue hallado en putrefacción, ya irreconocible, que no se pudo encontrar con algo que lo identificara, que tampoco hubo señales de lucha y que efectivamente ya los buitres le habían devorado la mayor parte del cuerpo; que los objetos que se encontraron a unos tres metros monte adentro y al pié de una palma, estaban completamente mojados y que son los mismos que ya se señalan en acta que antecede; que el cuerpo de dicha persona resulta completamente desconocido por todos los vecinos de los puntos circunvecinos y que él también lo afirma, porque al día siguiente y en pleno día, él por simple curiosidad y por tener trabajo en un lugar inmediato de donde fue encontrado dicho cuerpo, anduvo buscando para ver si daba con algún rastro o indicio de la muerte de dicha persona, pero el resultado fue el mismo que el día anterior, o sea que no se encontró con ninguna huella que pudiera tomarse de base para alguna investigación. Leída que le fue la presente fue conforme, la ratificó y firmó. Doy fe.

EL SINDICO MUNICIPAL EN FUNCIONES DE AGENTE DEL MINISTERIO PUBLICO.
MATIAS ZUÑIGA LOPEZ.

Pedro Hernández Martínez.

A los 15 –quince- días del mes de Mayo de 1957 –mil novecientos cincuenta y siete- previo citatorio que se le giró compareció el C. MOISES ORTIZ LARA, quien protestado por sus generales dijo llamarse como está escrito, de 40 años de edad, casado, sabe leer, jornalero, originario de La Cañada Grande de Alaquines, S.L.P. y vecino de Agua Buena Jurisdicción de este Municipio, en un punto denominado Los Naranjos, a quien se le interrogó sobre el motivo de las presentes diligencias y que son en relación al hallazgo del cadáver de una persona hasta hoy no identificada, y manifiesta a este respecto el interrogado, que él es encargado de los trabajos de campo del señor PEDRO HERNANDEZ MARTINEZ en el mencionado lugar “Los Naranjos” y que con tal motivo él radica en el mismo, que desde el día 8 del presente mes de mayo, él pudo observar que las aves de rapiña (zopilotes) aunque en pequeño número se aglomeraban en determinada dirección del lugar Los Naranjos, que pensó que a lo mejor se trataba de alguna cabeza de ganado o bestia mular, que estuviera por ahí muerto, pero que debido a sus ocupaciones de ese día no le fue posible ir a desengañarse, y que al día siguiente o sea el 9 nueve del mismo mes de mayo, vio con sorpresa que el número de zopilotes era mucho mayor al del día anterior, por lo que haciéndose el propósito, y serían como las cuatro de la tarde cuando al fin llegó al lugar donde los animales rondaban, que todavía a cierta distancia ya se respiraba mal olor que provenía precisamente del lugar donde se veía a los animales, que al acercarse y en lugar de ver un animal como él pensaba, vio con sorpresa que se trataba de los restos de un ser humano, ya más devorado por los zopilotes y que aunque con repugnancia se acercó con el fin de cerciorarse y ver si era posible identificar de quién se trataba, vio con espanto que ya del rostro también estaba completamente desfigurado, a consecuencia de que los zopilotes ya le habían comido en su totalidad, que apenas en el cráneo quedaba un pedazo pequeño donde se podía ver que el pelo era canoso, que se trataba de una persona perteneciente al sexo masculino, que vestía muy humilde y que se encontraba atorado el cuerpo de dicha persona en unas guías; que el declarante quiso investigar por su cuenta y se dispuso a inspeccionar el terreno en derredor con el fin de encontrar alguna pista o algo que pusiera de manifiesto el motivo de la muerte de dicha persona, que por más que buscó no encontró nada, huellas de ninguna especie, solamente el rastro de algo que fue sacado en rastra y que habiendo seguido dicha huella, solamente le llevó a unos cuantos pasos más monte adentro y al pié de una palma vio un costalito de yute y en su interior una cobija de algodón, una bolsa que en su interior tenía una botella y el sombrero, que él no puede imaginarse como la muerte sorprendió a dicha persona, pues como se deja anotado no se encontraron huellas de ninguna especie; que hecho todo esto se regresó a su casa y procedió desde luego mandar avisar con otras personas a fin de que lo comunicaran a las Autoridades levantar los restos de la persona que se viene mencionando. A pregunta especial que el suscrito hizo al declarante en el sentido si no ha logrado saber de quién pudiera tratarse el cuerpo de la persona que se encontró devorado por los animales y el compareciente dijo que hasta la fecha nada ha sabido más de lo que ya él mismo ha manifestado. Leída que le fue la presente fue conforme, la ratificó y firmó. Doy fe.

EL SINDICO MUNICIPAL EN FUNCIONES DE AGENTE DEL MINISTERIO PUBLICO.
MATIAS ZUÑIGA LOPEZ.

TESTIGO
Moisés Ortiz Lara”.

“Tamasopo, S.L.P., a 29 veintinueve de Octubre de 1957 mil novecientos cincuenta y siete. En virtud de no haber sido identificado el cadáver, de que ninguna persona se presentó hasta esta fecha a hacer alguna reclamación que coincidieran con los hechos que aquí se hacen constar, y de que ya no fue posible recabar mayores datos que dieran luz a los mismos, dense por concluidas y archívense las presentes diligencias. Así lo acordó y firmó el C. José Díaz Parra Síndico Municipal en funciones de Agente del Ministerio Público que actúa con testigos de asistencia. Damos fe”. (Rúbricas).

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