miércoles, julio 16, 2008

DATOS DEMOGRÁFICOS


Las estadísticas demográficas son una interesante medida social que nos brinda información vital para la comprensión de la evolución que una comunidad presenta. Gracias a estos datos, se puede discernir, explorar o interpretar un pretérito que de otra manera resultaría muy aventurado.
Dentro de los aspectos poblacionales, el de natalidad y mortalidad resultan ser en buena parte, reflejo del crecimiento demográfico que gracias a una estabilidad social o económica se presenta; por un lado, por el otro, las deficiencias en atención a la salud, limitantes extraordinarias propias de un medio rural como el nuestro en donde cuatro doctores prestaban sus servicios para todo el extenso municipio.
En el mes febrero de 1954, en todo el municipio de Tamasopo, se registraron 61 nacimientos y 15 defunciones.
De los nacimientos 12 se presentaron en Tamasopo cabecera e igual cantidad para Agua Buena, Damián Carmona 6 casos, Tambaca 1, el resto corresponde a otras congregaciones; aparece registrado un nacimiento de Las Guapas. Las defunciones se debieron a: “un dolor” 4, gripe 3, pulmonía 3, tuberculosis 1, lo mismo que paludismo, parto, neumonía y agotamiento.
El oficial del Registro Civil es el Señor Félix Martínez D., quien además registró en la estadística del mes 9 matrimonios.
Estos sencillos datos demográficos comparados con los de hoy en día, pareciesen insignificantes y, aunque así lo fuera, no dejan de decirnos algunas verdades.
Por cada cuatro nacimientos una defunción, en recientes tiempos la esperanza de vida ha aumentado considerablemente gracias a los avances en el campo de la medicina, así que escuchar que alguien ha muerto por gripe, pulmonía o un dolor es más lejano que remoto.
Estos mismos datos nos dicen que Tamasopo y Agua Buena son las principales comunidades del municipio, seguidas por Damián Carmona, mientras que Tambaca aún se encuentra muy alejada de lo que será a partir de los finales de la década de los setentas.
Si los nacimientos fuesen simples frías estadísticas y pudiésemos manipular un poco, diríamos que en 1954 había en el municipio 2.03 nacimientos diarios, o bien, en Agua Buena y Cabecera tres alumbramientos por semana.
Cierto que la frecuencia no es la misma en cada mes, al analizar una posible gráfica anual, febrero bien puede ser último, primero o intermedio; situación extraordinaria que nos permitiría deducir incluso, tendencias de comportamiento de interrelación entre parejas influenciadas por supuesto, por otros externos factores como el clima.
La mayoría de éstos nacimientos, si no es que todos, fueron asistidos por “parteras”, mujeres con enumerados conocimientos empíricos sobre la materia pero que, aún con sus gigantescas limitantes, ante los ojos del pueblo eran un océano de experiencia en lo referente al parto; doña Paulita Navarro vecina de Tamasopo y Antonia Netro, vecina de Agua Buena fueron unas de las más solicitadas llegado el momento.
Existía la hermosa tradición, no se ahora, quizás en poblaciones muy pequeñas, de enterrar los restos del cordón umbilical en el jardín de la casa del recién nacido. Salía la “partera” del cuarto de alumbramiento y entregaba dichos residuos al padre o al abuelo de la criatura. Entre los aztecas, la práctica era aún más significativa, enterraban en territorio enemigo aquellos restos si se trataba de un varón, en el caso de las mujeres se hacía abajo del fogón del hogar.

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