miércoles, julio 16, 2008

TAMPASQUÍN


Siempre que se habla de los orígenes del Tamasopo de hoy, suele mencionarse las Misiones religiosas de La Palma y San Nicolás de los Montes, de Agua Buena, de la Hacienda de San Ignacio del Buey, entre otros; sin embargo, poco a nada de Tampasquín.
Tampasquín no era solo una encomienda de Diego de Castañeda a mediados del siglo XVI, misma que al fallecer pasa a manos de su viuda quien posteriormente se casa con Jerónimo de Mercado. Fue también un punto clave en la penetración de la avanzada evangelizadora de los Franciscanos encabezados por Fray Andrés de Olmos, mismo que sentía por ésta misión una estimación especial.
Junto a Tamaholipa, Tampico, Ozulama, Tamuín, Tancuayalab y Valles, Tampasquín fue de los primeros centros estratégicos de la Custodia de San Salvador de Tampico para tranquilizar la zona.
La Misión de Tampasquín contaba en esas fechas con ochenta familias de huastecos, seiscientas de origen pame y atendía a cuatro congregaciones o iglesias de visita: Tampasquín, San Miguel Tamotelxa, Tantola y Santa María Tampalatín.
Se dedicaban principalmente al cultivo de maíz y frijol en pequeñas escalas de autoconsumo, igual, caña de azúcar, la mayoría laboraba para la hacienda de San Nicolás Tampot. En San Miguel Tamotelxa, las mujeres elaboraban jarros y cántaros a los que llamaban huiules y mules, mismos que tenían aceptable demanda y prestigio en mercados del interior de la huasteca.
Esta Misión fue vital en los originales planes de pacificación con relación a la actitud rebelde de los pames en su total sometimiento al nuevo régimen. Ubicada en pleno territorio declarado “en pie de guerra”, Tampasquín albergó a las dos étnias regionales con la clara finalidad de mostrar a la vista de los insurrectos que podía prevalecer la armonía y la paz social bajo la tutela del evangelio, con la protección de los misioneros y claro está; contando con la bondad humanista del señor encomendadero.
Tampasquín representó quizás, la conquista más grande de los anhelos evangelizadores en una primera etapa, ubicada ahí, en los límites, en la sensible frontera incitando a los rebeldes espíritus aventureros que no permitían el peso de la cruz y el yugo del hispano.
De su destrucción y abandono se ignora todo, es posible que hubiese sucumbido ante un ataque pame o ante una rebelión interna provocada por pames y huastecos; o entre pames contra huastecos. Lo cierto es que la Misión desaparece, destruida la cede (Tampasquín) la zona entra en un pasmoso letargo aligerado solo un poco con la penetración Franciscana; en una segunda etapa, pero ahora de Oeste a Este, de Río Verde hacia la pamería.

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