sábado, diciembre 10, 2011

REVISTA “EL LEÓN CAÑERO” No. 20


“El León Cañero” fue el medio impreso que circulaba entre los socios del Club de Leones de Tamasopo en los años setenta, institución altruista ya desaparecida pero que en su haber, dejó muestras de una actitud desinteresada en los logros personales tendiente más, al beneficio colectivo. En éste número 20, se plasmó la incorporación al gremio de J. Jesús Montaño Chávez y, la labor de las Damas encabezadas por Doña Lupita Chávez.

“EL LEÓN CAÑERO”, TAMASOPO, S.L.P. MEXICO, TIRO 60.

BOLETIN No. 20, ENERO DE 1974.

Hoja No. 3:

NUEVO SOCIO DEL LEONISMO.-

Fue durante el mes de Enero de 1974, que nuestro Club se sintió satisfecho de tomar la protesta a un nuevo elemento que por su juventud y dinámica trayectoria como estudiante, y ciudadano de Tamasopo, puede esperarse mucho de él, nos referimos al Lic. J. Jesús Montaño Chávez.
Es el hermano mayor de una jauría de trece cachorros muy bien entrenados por el feroz León “Compita” y su bella Dama Leona Lupita.- Forman un hogar de lo más felíz y comparten esa dicha con sus amigos y vecinos.
Hizo sus primeros estudios hasta la Secundaria en Agua Buena y Tamasopo, pasando luego a San Luis Potosí para continuarlos hasta su profesional.
Viene a ocupar el número 30 de los Leones de Tamasopo y junto con otros elementos jóvenes del Club, pueden hacerlo evolucionar para su superación en forma por demás ambiciosa.
A propósito del aumento de membresía, nos es grato notificar que próximamente ingresará a nuestro Club, otro joven profesionista.
Bienvenido Lic. Montaño y recuerda que vienes a dar y no a recibir.


Hoja No. 4

SECCIÓN FEMENIL

A principios de septiembre del año pasado, (3 de septiembre de 1973) cuando, movidos por la compasión, el Comité de Damas Leonas de Tamasopo acogimos bajo nuestro cuidado económico y moral, a la joven señora Rosario Hernández Loredo, tuberculosa de 22 años y a sus dos hijitos de 4 y 6 años respectivamente.
Los tres, presos de una inanición terrible que a distancia se apreciaban sus estragos; al recogerlos Rosario yacía sobre una lona, tirada en el piso húmedo de humilde casita, donde vivían también por caridad.
Rogelio el niño más pequeño, no podía ni llorar por su debilidad extrema; emitía un gemido apagado a guisa de llanto.
El mejor afortunado era Marcelino, el mayorcito, que físicamente no delataba la miseria por la que atravesaban huérfanos de padre.- Vendían chicles, daba grasa al calzado y hacía mandados, cuyo producto solía ser el diario para su enferma y atribulada madre.
El Dr. José Velázquez Almazán, joven Médico que presta sus servicios en el Centro de Salud en el lugar, fue nuestro consejero en caso tan delicado.
Extendió papeles para que atendieran a Rosario en el Seguro Social de Ciudad Valles, con miras a que se le internara.- Ahí no la recibieron, mandándola al Centro de Salud.- Del Centro de Salud la remitieron al Hospital Regional donde tampoco la aceptaron.
¡Que calvario Dios Mío!... ¿Dónde el humanitarismo de ésas instituciones?...
Organizamos una colecta en el comercio y principiamos por darles de comer.- Con la valiosa ayuda del Secretario General de la Sección 86 del Ingenio de Agua Buena, S.A., logramos internar por fin a Rosario en el Hospital de Huipulco, Estado de México.- Ahí mismo se le practicó examen torácico al pequeño Rogelio quien resultó con lesión primaria en el pulmón derecho. No los regresó el Dr. Jiménez Galán Director de ese Centro, con su tratamiento médico para tres meses, el encargo de alimentación especial y cita para enero.
Se consiguió la gentileza de afable mujer, que se responsabilizara del cuidado de los pequeños, a cambio de tener ella también que comer.
Marcelino asiste a la Escuela y mima al hermanito en ausencia de la madre.- Con motivo de navidad y año nuevo, se invitó nuevamente al comercio a cooperar para su “arcón de la felicidad”.- Ahí hubieron tres pares de zapatos, dos vestidos y dinero para mandarle a Rosario.- El dinero que se le envía, es para material de sus trabajos manuales.- Para los chicos hubo ropa, dulces, juguetes y útiles escolares.
¡Que gusto da recibir respuesta positiva de la sociedad, en éstos casos!
En el nuevo catastro del tórax el niño ya salió bien, nomás la insistencia de que no se descuide la dieta alimenticia.
En Huipulco, gracias a la buena organización interna, Rosario se está enseñando a leer y escribir, así como a desarrollar algunas artesanías, cuyo producto será en lo sucesivo para hacerle frente a la vida en el ya próximo regreso a lado de sus dos pequeños hijos.
Sirva como testimonio de gratitud la siguiente misiva, con ella paga todas nuestras atenciones.

Ma. Guadalupe.

“México, D.F. 25 enero 1974
Estimadas y respetables Damas Leonas
de Tamasopo.

Reciban las presentes líneas, junto con un cariñoso saludo. Al mismo tiempo doy contestación a su amable carta.
Estoy muy agradecida y no sé cómo expresar mi agradecimiento hacia ustedes.
Por todo lo que hacen por mí y mis pequeños hijos, les doy las más expresivas gracias por su generosa ayuda tanto económica, como moral, pues en ustedes he encontrado el apoyo moral del que tanto he necesitado siempre.
Para mí es un gran aliciente saber que puedo contar con ustedes, pues la visita que me hizo aquí en el Hospital la señora Elenita, vino a renovar mis esperanzas y mi espíritu, pues deseo sinceramente ser útil a la sociedad.
Una vez más agradezco las atenciones que todas ustedes me brindan. Vayan para ustedes mis más sinceras felicitaciones por su noble labor social.
Doy también las gracias a todas las personas que tuvieron la bondad de cooperar para el “arcón de la felicidad”.

Atentamente, María del Rosario Hernández L.”

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