viernes, enero 01, 2010

CASCADA DEL AGUACATE


De singular belleza, esta caída de agua de aproximadamente 75 metros, es un maravilloso atractivo en el Norte del municipio.
La travesía previa es toda una aventura en donde nutridos bosques de cedros engalanan la rivera, el cauce es poco profundo de tal forma que podrá ser cruzado a pie sin ningún problema. Este pequeño riachuelo proviene desde la Sierra de San Nicolás de los Montes y serpenteando entre el fondo rocoso del elevado relieve derrocha frescura en sus cristalinas aguas.
La Cascada, se forma al desplomarse un gran canal que es utilizado para regar los cultivos cañeros o bien, para desaguar los mismos en tiempos lluviosos, proyectado desde el río Frío o Gallinas por más de un kilómetro, es también vigilado por enormes árboles que han crecido en las márgenes del vistoso canal. El sistema de riego y desagüe fue construido en 1949, como una necesidad vital pues en temporada de lluvias la zona se cubría de las aguas que el Frío o Gallinas arrojan al exterior de su cauce, afectando considerablemente los cultivos; jamás se reflexionó en que esa caída se convertiría en un atractivo turístico concurrido en busca de aventura y de contacto pleno con la naturaleza.
Se ubica a las afueras de El Aguacate (de ahí su nombre), pequeña población al Noroeste de Damián Carmona, con una distancia de 4 kilómetros de camino de terracería que entre cañaverales habrán de proporcionarle una ligera idea del terreno en donde se ubica la sensacional caída.
Entonces, partirá de Damián Carmona rumbo a El Aguacate, pasará primero por El Huamuchil y posteriormente llegará a su destino. Es indispensable solicitar información a los lugareños para poder acceder sin dificultades al paraje; de no hacerlo corre el riesgo de extraviarse.
Al desviarse rumbo al sitio, bajará por un potrero hasta las proximidades del río, aquí dejará su vehículo para proseguir caminando por la orilla de la rivera hasta encontrarse con la cascada, esta caminata resulta ser parte esencial del recorrido, por casi una hora, brincará de entre las piedras para no caer al agua, andará agachando la cabeza para evitar la maleza, se aferrara a los tallos de los árboles para afianzar su estabilidad, tendrá que meterse a las frías aguas más de dos ocasiones para continuar su ruta y finalmente, apreciará la caída y respirará la brisa que constante en incansable juego, se posará en su rostro para hacerle exclamar silenciosamente, en tono de recompensa, por el esfuerzo invertido gratamente pagado.
A pie de la cascada encontrará una pequeña poza que podrá utilizar como balneario y refrescarse plácidamente, la poza no es profunda así que seguramente entre clavados, risas, brincos y juegos divertidos habrá de transformar su estancia en alegre travesía.
También, podrá sentarse en las rocas próximas a la caída y contemplar el poder de la naturaleza, la majestuosidad del impacto del agua al estrellarse en las rocas que cubiertas de musgos verdes alfombra el suelo que a la vez, resalta aún más la belleza del paraje.
El Aguacate, una de las caídas más altas de todo el Estado potosino, joya tamasopense que de esmeralda vegetal se arropa enaltecida y que rítmica en su constante descenso modifica caprichosamente la suave roca que la recibe.

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