viernes, enero 01, 2010

DULCE HERENCIA JESUITA


Con una enorme tradición cañera, el municipio de Tamasopo ostenta no solo la batuta de esta actividad económica en el Estado, teniendo a Tambaca como centro vital de esta acción. Es también, origen de la evolución demográfica y social del municipio.

Es la actividad que proporciona equilibrio en la economía de la región, parte de los municipios de Ciudad Valles, Aquismón, Rayón y Alaquines, son productores de caña de azúcar que encuentran en el Ingenio “Alianza Popular” de Tambaca, el punto receptor de sus cultivos; claro que, es Tamasopo municipio quien brinda el más alto porcentaje de la materia prima para la dulce manufactura.

La caña de azúcar, introducida a la región por los encomendaderos Francisco Barrón y Diego de Castañeda alrededor de 1550, mismos cultivos que eran procesados para obtener piloncillo a un nivel precario pues la actividad preponderante de estas encomiendas era la ganadería.

Mencionadas encomiendas, ubicadas al Sur del territorio municipal, se encontraban enclavadas en la Sierra Madre Oriental en donde el relieve poco favorece el desarrollo de la gramínea.

La auténtica introducción vista como medio de producción económica la efectúa la Compañía de Jesús en los inicios del siglo XVIII, cuando el Coronel José de la Puente y Peña Castrejón y Salzines, marqués de Villa Puente y, su prima doña Gertrudis de la Peña; marquesa de las Torres de Rada, les donan la amplia zona que iba desde el Valle del Maíz hasta la Villa de los Valles, zona dedicada a la explotación cañera para después con el piloncillo acrecentar sus ingresos financieros para subsidiar sus misiones en las Californias.

Estos benefactores además de la hacienda del Buey, donan la hacienda de San Agustín de los Amoles a los mismos jesuitas.

Son los Jesuitas quienes vislumbran en esta actividad un futuro alentador, actividad primaria que congrega mano de obra; es decir, trabajo. A diferencia de la penetración Franciscana que no pudo ofrecer a los indígenas los medios para desarrollarse una vez establecidos y congregados en sus misiones.

Esta Hacienda de caña fue nombrada San Ignacio del Buey, tenía una extensión territorial de aproximadamente 465 075 hectáreas, mismas que, con la visión progresista de la Obra Pía de las Californias arraigó el cultivo en el corazón de la población.

La enorme hacienda era administrada por religiosos franciscanos residentes en Santiago de los Valles pertenecientes a la Custodia de Tampico; fray José de Caballero y fray Juan de Ularia.

Juan Caballero, fue el primer propietario de ésta hacienda y cuando muere la hereda el doctor Joseph de Torres quien la vende a los jesuitas; que como hemos mencionado, altruistas adinerados cubren el costo económico.

Cuando en 1767 los Jesuitas son expulsados del país, todos sus bienes pasan a formar parte de una especie de concesionaria gubernamental llamada “Ramo de Temporalidades” que se encargó de rentar o vender esas extensas propiedades. En el caso de esta Hacienda, primeramente fue rentada a La Empresa de Tabacos y en 1842 vendida al guatemalteco José Domingo Rascón quien invierte sumas considerables para acrecentar aún más la producción piloncillera.

Para este momento, la Hacienda a cambiado de nombre, ahora se llama Hacienda Rascón, de igual manera, posee enormes sembradíos de caña de azúcar y miles de cabezas de ganado mayor.

Joaquín Meade, en su “Historia de Valles”, menciona: “Siguiendo el relato diré que pasó el tren por Crucitas, de donde siguió la comitiva su camino hacia el casco de la Hacienda de Gallinas, propiedad de los señores Rascón. La Hacienda citada estaba situada en la cumbre de una loma. A sus pies se hallaba el Ingenio para moler caña de azúcar. Una caída de agua de 16 metros que caía sobre dos turbinas, producía la fuerza motriz necesaria para mover la maquinaria. Había cuatro kilómetros de vía de ferrocarril, desde el Ingenio a los cañaverales. Pasaron allí la noche y, a la mañana siguiente, en el mismo tren especial, regresaron a Abra de Caballeros, hoy Micos …” (Meade, 1960: 456).

Cuando en 1893 fallece el señor José Martín Rascón hereda doña Cora Rascón quien a poco tiempo muere dejando sus bienes a la menor de edad Alicia Warren y Rascón, esta niña fue adoptada por el doctor George F. Lee quien a su nombre administra las propiedades. Tiempo después, Alicia Warren renta la Hacienda Gallinas a O. D. Jones, accionista de La Compañía Manufacturera y Desarrolladora; que a su vez, era la dueña de la Río Tamasopo Sugar Company que se estableciera en Agua Buena.

Por cierto, José Martín Rascón, hijo menor del señor José Domingo, tiene un especial lugar en la historia diplomática de México, pues siendo Diputado por San Luis Potosí es enviado en 1888 por el gobierno porfirista a Japón, para que se encargara del inicio de las relaciones internacionales entre ambas naciones.

Es en la administración del señor Jones cuando sucumbe la producción piloncillera de la vieja hacienda Rascón, esta fue saqueada y quemada por cabecillas regionales seudo revolucionarios que al pretender extorsionar económicamente a Jones fracasan en sus intenciones auto obligándose arrebatadamente asumir la vulgar y corriente actitud de bandoleros; terminando así, con los cimientos históricos, económicos y sociales de esa gran y hermosa región que floreció a los márgenes del Frío o Gallinas.

Para principios de 1900 había por toda la región innumerables trapiches que elaboraban el piloncillo que tenía enorme demanda, aún se recuerda, por mencionar, a don José María Torres quien poseía su negocio en la esquina de las actuales calles de Hidalgo y Madero, en la cabecera municipal, donde compraba las pequeñas producciones de piloncillo a los “trapicheros”; ésta actividad el señor Torres la desempeñó hasta los años sesentas. El trapiche ubicado en las cercanías de Las Cascadas de Tamasopo era uno de ellos; aunque a diferencia de muchos, este utilizaba una rueda que con fuerza hidráulica generaba energía para movilizar el rudimentario mecanismo del trapiche.

Después de los años treintas, en toda la región de lo que antes fuera la vieja hacienda de los Rascón, los sencillos trapiches para producir piloncillo se multiplican extraordinariamente, es así como Damián Carmona y sus Fracciones adquieren una ganada fama que gracias a sus molinos, impulsan a la población en una aventura productiva que logran sostener recién entrado los años setentas. Esta nada despreciable producción piloncillera era colocada en Ciudad Valles en donde era comercializada y distribuida hacia otras regiones del país.

Con el establecimiento de la Sugar Company en Agua Buena, reinicia toda una gran tradición, el movimiento generado por la “zafra”; pero sobre todo, la transformación del proceso industrial pues a partir de aquí, nuestra historia se resguarda en pequeños sacos que también evolucionan dejando atrás la otra herencia que se envolvía en paja y que, siglos atrás, iniciaran los jesuitas.

Sugar Company Río Tamasopo, Ingenio Agua Buena, monstruo industrial que diera vida demográfica a la región y que lograra convertir a esta población en una de las más sólidas en su estructura social, económica y agraria. Pero ello, es ya otra historia.

1 comentario:

Editorial dijo...

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