viernes, enero 01, 2010

EL VIEJO MUNICIPIO DE LA PALMA


En 1827, el Congreso del Estado decreta la creación de La Palma como uno de los municipios que conformaban su división política. Un amplio territorio ocupado principalmente por indígenas Pames y que abarcaba el actual municipio de Santa Catarina, parte Este de Rayón y en Tamasopo; hasta la ribera del Río los Otates hasta su prolongación (unido con el río Tamasopo) para sumarse al cause del Frío y desde este punto para concluir en el Tamul y de ahí hacia el Oeste por el Río Santa María.

La cabecera se ubicó en La Palma, centro étnico importante; aún en nuestros días, en donde actividades religiosas, civiles y comerciales giraban torno así. Mantenía estrecha comunicación con Gamotes y posteriormente con Nuevo Gamotes (hoy Rayón), los unía un sencillo camino menor de 25 leguas (104.75 kilómetros) por donde transitaban las diligencias que iniciaban su recorrido en Río Verde.

Su grandeza fue efímera, golpeada, mutilada, destinada a un plano secundario, pronto se inició su decaída, primero, se le segregan el 20 de mayo de 1869 los terrenos de El Carnero, El Saucillo y Buenavista para integrarlos al vecino Rayón, después se le extrae completamente la superficie del municipio de Santa Catarina el 29 de Octubre de 1876 mediante el decreto No. 62 emitido por el Congreso del Estado sobre disposiciones de municipios, en 1916 pierde la zona de Las Guapas y finalmente, el 5 de Diciembre de 1932 desaparece como entidad municipal.

105 años de duración, igual tiempo en el olvido, en la marginación; aunque a decir verdad, la situación no ha cambiado del mucho. Cien años que transcurrieron al borde de la penumbra, desconociendo el desarrollo y los beneficios de ser cabecera municipal.

Muy cierto, tiempos difíciles en todo el país, levantamientos regionales como el de la Sierra Gorda en donde la participación Pame fue transcendental, la siempre condición de peones en los latifundios: de los Cárdenas, los Ledesma (administradores de Rojo del Río Lafuente y Vieyra), los Barragán y los González, y recién pasada la primera década del siglo XX, carne de cañón entre las líneas guerrilleras de los cedillistas en donde sus vidas estaban menos cotizadas que el sombrero de copa alta que solían usar.

El viejo municipio de La Palma fue presencia indígena de un México plural, un país que cubierto de una amplia diversidad étnica y cultural luchó por conseguir la anhelada independencia de España, sin embargo, pronto se olvidó de sus orígenes y a toda costa fue poco a poco marginando sus nobles ideales para suplirlos por nuevos valores que surgían de un sistema económico en donde los intereses de grandes latifundistas y de mestizos con “méritos” obtenidos en los movimientos armados, tenían prioridad.

De esa forma, desaparece este municipio para responder la exigencia de nuevos mestizos que bajo la complacencia de caciquismos dan paso al recién Tamasopo, recibiendo a cambio de ello, la estafeta romántica de haber sido el origen de la geografía municipal.

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