viernes, enero 01, 2010

EL CHACUACO DE AGUA BUENA


El 5 de abril del 2005, bajo un cuidadoso operativo en el que participan el Ejército Mexicano, Tránsito Municipal y Protección Social, aproximadamente a las 15:49 horas, el Chacuaco de Agua Buena es detonado con dinamita colocada en su base, su caída despertó en los habitantes del lugar y en todos aquellos nacidos en Agua Buena una melancolía indescriptible, los espectadores perdidos entre el llanto y la risa, unos; otros, atestiguando con su silencio la mutilación de la historia local.

Exclamaciones sollozas durante el breve tiempo de la caída del titán de 63 metros que a más de medio siglo atrás se iniciara a edificar bajo la administración de Mr. Brodie B. Perkins.

En 9 segundos; después de la explosión, la colosal chimenea se desploma levantando inmensa polvareda que por instantes cubre parte del gran barrio de “Cantarranas”. Cuando esta tolvanera se disipa solo se aprecian pequeños escombros que en formación lineal simulan la forma del titán; cientos de diminutos cascajos fueron tomados como recuerdo por la gente que después de la detonación se introdujo al viejo Ingenio.

Este “Chacuaco” había sido construido para suplir las primeras y antiguas tres sencillas chimeneas de hierro, que a poca altura, arrojaban la ceniza inconvenientemente por toda la población la cual tenía que soportar la constante “lluvia de ceniza”. De esa forma, la nueva chimenea acabaría con la problemática pues con la ayuda del viento; considerando la altura, los residuos de la combustión serían literalmente, arrastrados lejos del pueblo.

Su presencia aún después del cierre del Ingenio, representó el símbolo más connotado de la grandeza azucarera en toda la región, era un celoso y callado guardián, vigilante, espectador del desarrollo de Agua Buena, espectador de lo ordinario y cómplice en lo extraordinario.

Sobre el “Chacuaco” se recuerdan muchas cosas, alguna que otra anécdota, sublimes recuerdos que llenos de melancolía lo veían aparecer al iniciar el tren su descenso por la nutrida y sinuosa sierra a nuestros valles. También, dicen habitantes de La Vieja; perteneciente al hermano municipio de Rayón, que el silbido emitido por el “Chacuaco” se escuchaba claramente en su pequeña población.

Se cuenta que en una ocasión, al gerente en turno, se le ocurrió mandar medio limpiar el interior del titán, tarea que brindó oportunidad para que buen número de ideas se pretendieran materializar, sin embargo, nada funcionaba. Y es que, habrá que decirlo, eso de tener ocurrencias solo complica la vida a quienes tienen que acatar las disposiciones. Transcurría el tiempo y solo habían deducido que se tendría que introducir un mecate y pasarlo por el orificio superior para después bajarlo por fuera para sujetarlo. De esa manera, en el otro extremo, amarrar un aro que al ir subiendo por el interior del “Chacuaco” iría raspando el esférico relieve para que desprendiera los remanentes acumulados; el problema ahora era, como subir el mecate para sacarlo por el orificio superior. Después de mil intentos fallidos, mil quinientas sugerencias y casi dos mil observaciones, la situación se torna realidad cuando aceptando la opinión circunstancial del cohetero que propuso amarrar el famoso mecate al proyectil para que éste, al ser encendido dentro del “Chacuaco” ascendiera los 63 metros y lograra con ello el plan trazado; por cierto, en Agua Buena se tuvo una magnífica tradición pirotécnica que sucumbió inesperadamente.

Verdad o no, ¡que importa!, que surjan, que broten anécdotas del titán, que recobre vida en la mente de las nuevas generaciones y se quede por siempre.

1 comentario:

Felipe J. dijo...

Se extraña llegar al pueblo y a lo lejos mirar a quien llamas Titán..

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