sábado, junio 07, 2008

DE LAS CARRETAS A LOS CAMIONES CAÑEROS


En la industria azucarera todo evoluciona rápidamente, o al menos, las circunstancias adecuan las condiciones laborales. En lo relativo al medio utilizado para acarrear la gramínea a la factoría desde los campos de cultivo, esta experimentó un gradual cambio que obligó a la búsqueda y mantenimiento de nuevos caminos y a la implementación de “nuevas tecnologías” para el transporte.
En las primeras décadas de la Sugar Company Río Tamasopo, mediante el sistema ferroviario transportaban la mayoría de la materia prima utilizada, el resto empleaba carretas jaladas por bueyes, éstas conllevaban pequeñas dificultades, demasiado lentas y una limitada capacidad en su área de carga de 1.5 toneladas en promedio. Además este medio resultaba inoperante en tiempos de lluvias y en pronunciadas pendientes.
La carreta dio paso al guayín, con ello aumentó la capacidad de traslado; ahora de 5 toneladas en promedio, aunque igual, al usar bueyes para jalarlos, la demora era significativa, aún así, casi por treinta años, los guayines fueron el medio más utilizado tanto en Agua Buena como en Tamasopo; Tambaca y Damián Carmona igual utilizaron guayines pero en distancias más cortas pues ellos enviaban su producción mediante el ferrocarril. Una sencilla variante del uso del guayín resultó más rápida que la anterior, el uso de mulas de carga supliendo a los bueyes otorgó sublimes ventajas de entrega a los pocos poseedores de la misma.
La llegada del camión “cañero” vino a revolucionar la industria, entonces la factoría pudo captar su real capacidad y la rapidez en la entrega despertó la necesidad de más áreas cultivables.
Con la total apertura del camión, los caminos se tornan en un aspecto que adquiere atención física constante, aunque en ese entonces, dichos camiones son pocos, al menos los necesarios para dar abasto a la zona cañera de los años cincuentas y sesentas. Esta introducción tecnológica hace que la empresa retire el servicio de las plataformas férreas, sumado claro está, a las nada favorables condiciones del sistema férreo después del fuerte ciclón de 1955.
Es probable que nuestros abuelos jamás imaginaron que algún día los camiones tendrían que hacer largas filas para poder entrar al Ingenio y descargar la gramínea, también que tendrían en ocasiones que esperar hasta ocho horas en la fila.
La tecnología ha reducido significativamente en tiempo cada una de las actividades integrantes de la industria azucarera, el acarreo se ha tornado rápido más no así la recepción, ahora zonas de Damián Carmona, por citar, en pocas horas hace llegar su producción a la factoría; en cambio, en aquellos nostálgicos y añorados dorados tiempos tardaban “días” pues había primero que llenar las plataformas que en Rascón aguardaban pacientemente.
Claro, en esos tiempos la cosecha era en crudo, factor que contrarrestaba el inicio de la fermentación con la tardanza.
Los primeros camioncitos tenían la fabulosa capacidad de carga de 8 toneladas

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