sábado, junio 07, 2008

WILLIAM HENRY JACKSON


Fotógrafo norteamericano que trabajó para la empresa ferroviaria de los Ferrocarriles Centrales, amante de la lente, su trabajo es considerado como una excelente joya memorística que registró desde las últimas décadas del Siglo XIX hasta las primeras del XX, tanto los paisajes como sus gentes.
Su legado se encuentra resguardado en la Biblioteca Central del Congreso de los Estados Unidos de América y esta disponible para todo el mundo en su versión digital; gracias al Internet.
Su trabajo fotográfico fue utilizado en 1899 por la Compañía Southern Pacific Company para editar un sensacional libro turístico titulado “Vamos a México”, edición que circuló en sectores pudientes de los Estados Unidos de América y que, obviamente, invitan a la población de aquél país a visitar México mediante el ferrocarril que ellos administraban.
En este libro aparece una preciosa imagen del Espinazo del Diablo, fotografía indudablemente realizada durante su tercer viaje al país, en 1891.
Sobre Tamasopo, William Henry Jackson capturó más de veinte sensacionales imágenes que muestran tan solo un poco, de lo que, obviamente más le agradó. El Espinazo del Diablo, la Hacienda Tamasopo, el Puente de Dios, las Cascadas de Tamasopo, el Puente de Hierro o Gran Puente en Rascón, así como sus nativas viviendas a la margen del tendido paralelo del ferrocarril, parajes de río, entre otras.
Todas las gráficas son de excelente valor histórico, sin embargo existe una de incalculable valía por lo que representa, el negativo ha sido manipulado para apreciarlo a color; se trata de una toma sobre la “Hacienda Tamasopo”, en ella se aprecian dos jinetes, uno de ellos de barba cerrada y el otro muy moreno; incluso podríamos asegurar su origen negroide. Al fondo se encuentran tres construcciones, una de ellas parecer la casa principal, con techo de palma, otra más corresponde al trapiche y la más pequeña bien pudiese corresponder a la choza de servidumbre.
Un enorme eucalipto engalana la toma, además se aprecia un sencillo corral con algunas bestias dentro, al pie del árbol.
De adobe y piedra se construyeron las rústicas edificaciones. Atrás del complejo, inicia una pendiente a levantarse, pequeños matorrales de hoja caediza un tanto grisáceos, esto bien podría hacernos suponer que se trata de una fotografía tomada en temporada de sequía (Abril, Mayo y/o Junio). Temporada utilizada como zafra en la elaboración de pilón en la Hacienda Tamasopo.
El valor de la toma, bien puede ser en este sentido, revela la histórica hacienda Tamasopo tal como es, sin ponerle grandeza ni restándole importancia. Muestra una edificación rústica, demasiada simple para considerarse como “casa grande” o como para indicar un poderío hacia el exterior. Se trata de la vivienda temporal de un administrador que a su cargo tiene la molienda del trapiche, no es ni casa de campo o recreación. Muy lejos de ser hacienda, alberga de entre 6 y 8 trabajadores.

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